UN SUELO SALUDABLE ES MÁS PRODUCTIVO.
- Ing Ricardo Ontiveros V.
- 9 dic 2023
- 2 Min. de lectura
Un suelo saludable es más productivo siempre y cuando se tenga un cuidado físico, quimico y biológico. La salud del suelo es un concepto fundamental para la productividad y sostenibilidad agrícola.

Se refiere al estado general del suelo en términos de su fertilidad, estructura, capacidad para retener agua y nutrientes, así como su capacidad para albergar organismos beneficiosos. Un suelo saludable tiene una estructura bien equilibrada, una rica cantidad de materia orgánica, niveles adecuados de nutrientes, y una diversidad de microorganismos que contribuyen a la descomposición de residuos y al ciclo de nutrientes. La salud del suelo se promueve a través de prácticas como la rotación de cultivos, el uso de fertilizantes equilibrados, la cobertura del suelo, la labranza mínima o no labranza, y el manejo integrado de plagas y enfermedades. Mantener la salud del suelo es esencial para garantizar la productividad a largo plazo, la sostenibilidad ambiental y la resiliencia de los sistemas agrícolas.
Mantener un suelo saludable y fértil es esencial para el éxito de cualquier actividad agrícola. Aquí tienes algunas recomendaciones para lograrlo:
Prácticas de conservación del suelo:
Evitar la erosión: Utiliza técnicas como la siembra en curvas de nivel, cultivos de cobertura y terrazas para prevenir la erosión del suelo.
Rotación de cultivos: Alterna los cultivos para evitar la agotación de nutrientes específicos y reducir el riesgo de plagas y enfermedades.
Enmiendas orgánicas:
Compost: Añade regularmente compost al suelo para mejorar su estructura, retención de agua y contenido de nutrientes.
Estiércol: Utiliza estiércol bien descompuesto para aportar nutrientes orgánicos al suelo.
Análisis del suelo:
Realiza análisis periódicos del suelo para entender su composición y nutrientes. Esto te ayudará a ajustar los fertilizantes y enmiendas según las necesidades específicas de tu suelo.
Riego adecuado:
Evita el riego excesivo o insuficiente. Ajusta la frecuencia y cantidad de riego según las necesidades específicas de tus plantas y las condiciones climáticas locales.
Fertilización equilibrada:
Utiliza fertilizantes orgánicos o químicos de manera equilibrada para proporcionar los nutrientes esenciales que las plantas necesitan para su crecimiento.
Cobertura del suelo:
Utiliza mantillo para cubrir el suelo alrededor de las plantas. El mantillo ayuda a conservar la humedad, controlar las malezas y mejorar la estructura del suelo a medida que se descompone.
Uso responsable de pesticidas:
Minimiza el uso de pesticidas químicos y opta por métodos de control de plagas más sostenibles, como depredadores naturales, trampas y prácticas culturales.
Prácticas de labranza conservadora:
Evita la labranza excesiva, ya que puede dañar la estructura del suelo y aumentar la erosión. Considera prácticas de labranza mínima o sin labranza.
Conservación de la biodiversidad:
Fomenta la diversidad de plantas y organismos en tu área. Las plantas y microorganismos beneficiosos pueden contribuir a la salud del suelo.
Control de compactación:
Evita la compactación del suelo limitando el tráfico de maquinaria pesada y utilizando técnicas para mejorar la estructura del suelo, como la adición de materia orgánica.
Al seguir estas recomendaciones, estarás promoviendo la salud y fertilidad del suelo, lo que beneficiará el crecimiento de tus plantas y contribuirá a un entorno sostenible a largo plazo.
Para más información o asesoría, contacto 3741001251, Tequila Jalisco











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